En los últimos años se ha explorado el tema de la lectura y la evidente analogía con los viajes.
En un artículo de Tim Parks, se dice que un viaje no puede causar grandes daños, y sin duda es la verdad, pero yo diría que por un lado, puede causar grandes cambios.
Al viajar, ya sea por negocios o por placer, cada persona se enfrenta con diferentes climas y clases, con los que tendrá que adaptar su comportamiento. Porque es en base a las situaciones que se presentan que somos personas distintas, permaneciendo siempre las mismas.
Lo mejor sería, vivir cada momento como si fuera el último.
Como en los viajes, también en los libros siempre existe el riesgo de decepcionarse.
En un viaje, empiezas con expectativas, con metas pero no estás seguro, hasta que lo terminas, si has logrado conseguir lo que planeaste, si ese es el lugar que te corresponde.
Cuando eliges comprar cierto libro, puede ser por la portada, o por la recomendación de un amigo, no estás seguro de que te gustará y eso hasta que no terminas de leerlo, no lo sabrás.
Como en la vida, incluso en los viajes y la lectura, hay que arriesgarse.
Cada uno de nosotros ya ha comenzado, sin saberlo, a escribir su libro, y lo sigue haciendo sin parar; colocando un punto en cada página cuando finaliza el día; y va viajando sin saber dónde va a parar hasta llegar al final de su vida.
Somos los autores de nuestro propio libro y los mismos que decidimos los itinerarios de nuestros viajes.
¿Vosotros arriesgarías dejar vuestras vidas diarias para lanzaros en un viaje hacia el desconocido?
Os dejo con esa pequeña pregunta.
Espero que os haya gustado la pequeña charla de hoy.
¡Hasta la próxima!
V.M. IVB Ling
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